Solidaridad 2.0: la Red para una buena causa

La enciclopedia online de referencia,  Wikipedia,  define el ciberactivismo como "el conjunto de técnicas y tecnologías de la comunicación, basadas principalmente en Internet y la telefonía móvil, asociadas a la acción colectiva, tanto en el espacio virtual como en el real". Pero no hace falta que un diccionario nos aclare que cada día más limitamos muchos de nuestros actos y actividades diarias al entorno de Internet. Compramos, nos informamos, nos relacionamos… y nos movilizamos. Ya sea a través de nuestra afiliación a través de la web de una ONG, con nuestra firma online de apoyo a iniciativas solidarias o de concienciación social, acudiendo a convocatorias de protesta promovidas desde las redes sociales o simplemente compartiendo en nuestro perfil un evento, el video de una campaña o haciéndonos seguidores de un colectivo en particular. Son muchas las formas de participación y de la manera más sencilla: a golpe de ratón.

Nos hemos convertido en solidarios 2.0. Y más allá de la diversidad de opiniones que este nuevo fenómeno surgido de la última era revolucionaria de la ‘Era Digital’ pueda despertar (hay quien cree que este tipo de solidaridad que se reduce al ámbito online, conduce, por el contrario, a una banalización de lo que el concepto “solidaridad” entraña, llegando a crear un distanciamiento  aún mayor con los problemas y el sufrimiento de los otros ), lo cierto es que las ONGs están aprovechando el tirón de la comunicación 2.0 y las multiples posibilidades que la Red ofrece para divulgar campañas y concienciar a la ciudadanía.

Así, tenemos el ejemplo de la Fundación Reina Sofía que con su campaña online de sensibilización de apoyo a la investigación contra el Alzheimer está consiguiendo más apoyo y participación social que en cualquiera de sus anteriores campañas. El “Banco de recuerdos” se aloja en una página web,  donde cualquier persona puede donar su recuerdo, en forma de texto, imagen o video, con la posibilidad de luego compartirlos a través de las redes sociales e incluso etiquetar a amigos y familiares. Además, quien quiera puede navegar por el portal web y apadrinar recuerdos que otras personas ya han donado.

Precisamente, de esta posibilidad de participación e interacción directa con el ciudadano, han decido sacar partido varias ONG internacionales, ni más ni menos que trasladando por completo sus campañas de concienciación a plataformas virtuales. Hace ya unos años, WWF decidió crear su propia Isla de la Conservación en Second Life, donde el usuario puede conocer e interactuar con los animales de la isla. Y la Fundación MONA creó la que está considerada la primera reserva virtual para la protección de primates. En esta misma plataforma virtual estadounidense, que permite a los usuarios crear su propio avatar y llevar una vida casi paralela en la Red, también comparten sus campañas online de concienciación UNICEF, Global Aid Fundation y Mensajeros para la Paz, e incluso se celebran Cumbres Climáticas.

Pero en España también existen fundaciones que creen que cambiar el mundo es posible a través de la tecnología y las redes sociales. Es el caso de la Fundación Bit Bit  que basa sus iniciativas en la idea de que “los bits inspiren a las personas, a través de diferentes proyectos que ayuden al acercamiento entre el mundo empresarial y el tercer sector”. Sus proyectos se basan en redes sociales y plataformas que ponen en contacto a voluntarios, ONG, departamentos RSC de empresas y proyectos donde se necesiten manos, tiempo y dinero. Uno de sus proyectos con más perspectiva de futuro es “Proyecto 2/3”, o lo que es lo mismo, su propuesta de cómo es posible un E-commerce solidario, con el que si una compañía destinase 2/3 de los márgenes online obtenidos a la causa que su cliente solicitase, los resultados serían doblemente positivos: por un lado se está contribuyendo con una buena causa y por otro, la compañía o corporación vería aumentar sus beneficios, porque la gente estará más dispuesta a hacer negocios con una empresa solidaria.

Nos hemos convertido en ciberusuarios, compradores online, tenemos una vida virtual plenamente activa y también, por qué no, somos solidarios 2.0. Ya sea por la facilidad de llegar a un mayor público de manera inmediata, por la posibilidad de divulgación de forma viral de las campañas, porque la Red permite conectarnos con aquella causa específica con la que nos sentimos más sensibilizados o porque es la solidaridad que menos esfuerzo cuesta... Lo cierto es que las ONG y organizaciones sin ánimo de lucro están encontrando en el mundo virtual un apoyo como nunca antes habían tenido antes en la vida real.


Silvia Font.